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Bernardo O'Higgins Riquelme, un diputado regionalista

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10 de marzo 2022

Bernardo O’Higgins Riquelme, considerado nuestro padre de la Patria, como militar y gobernante fue decisivo en todo el proceso de la independencia de Chile en distintas facetas hasta llegar a ejercer como primer Director Supremo de la Nación.

Hijo natural del que fuera Gobernador de Chile y Virrey del Perú, Ambrosio O’Higgins, nació el 20 de agosto de 1778, en Chillán Viejo, aunque también se dice que fue en la localidad de Pemuco. Realiza estudios en Lima y luego en Inglaterra, donde conoce a Francisco Miranda, quien lo inició en las ideas independentistas. Muerto su padre en 1801, regresa a Chile a tomar posesión de la Hacienda de Las Canteras cercana a la ciudad de Los Ángeles.

Si bien O’Higgins es conocido como militar, no se trata de un profesional de las armas como San Martín o Blanco Encalada. Existe una faceta más desconocida y que tiene que ver con el rol que jugó en los albores de la República, al ser elegido diputado de la recién formada Junta de Gobierno al instalarse el Congreso Nacional en 1811.

Eran 36 los diputados, los cuales representaban a los 25 partidos territoriales que estaban divididos en tres bandos: españoles o sarracenos, moderados y radicales o patriotas. A este último grupo adhirió O’Higgins, con sólo 33 años, representando a La Laja y saliendo elegido por aclamación.

Como diputado se traslada a Santiago el 15 de abril de 1811 para incorporarse a la Junta Nacional de Gobierno, llamada oficialmente Junta Provisional Gubernativa del Reino, cuerpo colegiado formado para administrar la Capitanía General, que inició sus sesiones el 1 de mayo del mismo año.

Con una masiva participación de representantes de los denominados radicales o patriotas, el trabajo de gobierno se dividió en tres carteras, Gobierno, Hacienda y Guerra, siendo esta última a la que se adscribió el diputado O’Higgins, donde estaba en franca minoría por lo que solo pudo, inicialmente, firmar algunos decretos de ascensos militares.

Dos meses después inicia su trabajo en temas que si constituían su real interés y vocación que en lo principal redundaban en beneficio de sus representados. Por ejemplo, solicita que se le asignen tierras en beneficio de la escuela de La Laja para apoyar a los maestros en la formación de los niños e inicia una campaña para evitar se les asigne mando a los comandantes de zonas fronterizas entre los cuales se había generado corrupción.

Asimismo, además de preocuparse de la infraestructura del Cabildo de La Laja, le otorga mucha importancia a la seguridad en su localidad, asediada por vagabundos y maleantes dada la existencia de un polvorín en el lugar, lo que podría a su juicio provocar graves accidentes. Tampoco le fue ajeno el ruinoso estado en que se encontraba la Iglesia, la falta de pulperías para mejorar el abastecimiento y el estado de abandono de las tropas fronterizas debido a que el Cuerpo de Dragones destinado a su protección estaba disperso.

En lo que hoy día podría considerarse un regionalista, Bernardo O’Higgins abogó ante el presidente de la Junta de Gobierno, Martínez de Rozas por el mantenimiento de una mayor presencia de diputados de Concepción y Santiago en el Consejo Patriótico, grupo que buscaba lograr la independencia con mayor celeridad. Creía que la excesiva centralización era un hecho injusto para los territorios, abogaba por una representación más equitativa.

A pesar de su vocación republicana, una enfermedad reumática lo dejó fuera del debate de las primeras leyes, no obstante se incorporó a la Junta Ejecutiva que disolvió el Congreso, pero se retiró al poco tiempo y concluyó así su labor parlamentaria, siendo nombrado coronel de Ejercito ese mismo año donde comienza una nueva etapa en su afán libertador.

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